¿EL LOW COST TOCA FONDO?
Mientras el modelo sigue creciendo y atacando nuevos sectores –la última tendencia son los gimnasios low cost–, ámbitos más maduros como el aéreo, la moda o la alimentación buscan nuevas fórmulas para recuperar el valor perdido durante los últimos años.
En cualquier sector, la irrupción del low cost tiene un efecto perverso porque provoca una pérdida de valor inmediata y, normalmente, también de la calidad. El modelo tiene sus límites porque siempre habrá alguien que venda más barato y es muy difícil mantener volúmenes que permitan obtener beneficios.

Mientras hay sectores en los que sigue creciendo y cuenta con un gran recorrido, en ámbitos más maduros las empresas ya están virando hacia productos de mayor calidad y mejor servicio:

Mercadona busca ganar valor con un enfoque de tenderos y replantea su oferta en frescos, apostando por la calidad y no solo por precio.

Vueling define su modelo como low cost premium.

Mango ha lanzado nuevas gamas de producto y también ha apostado por una línea premium.

H&M ha abierto una nueva cadena, &Otherstories, con un modelo de más calidad y precios más altos.

El low cost es un modelo de consumo de usar y tirar, que va en contra de los valores del nuevo consumidor, más asociados al consumo responsable. Tras una etapa gris de seis años, el consumidor que se lo pueda permitir pagará más por tener una mejor experiencia o servicio.
Fuentes: AINTZANE GASTESI. La Vanguardia, 13 enero 2014
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UNA OPORTUNIDAD DE NEGOCIO, DAR RESPUESTA AL YIN Y EL YANG DEL OCIO
El éxito pasaría por la difícil tarea de generar experiencias de consumo donde el “alma” y el cuerpo recarguen pilas a la vez, como un todo, algo que hasta ahora sólo han conseguido los templos sagrados de la gastronomía.
La vivencia del ocio ha cobrado nuevos significados como consecuencia de la crisis y no solo por la escasez de recursos económicos sino por las consecuencias emocionales que está teniendo sobre el individuo la incertidumbre y la tensión del día a día.

La palabra ocio se sigue asociando a divertirse, ir de compras, conocer… pero emergen con fuerza la necesidad de reequilibrarse, sentir e incluso no hacer nada, es decir, parar.

Ambos polos pueden anidar en la misma persona como un yin-yang interior formando un equilibrio dinámico al que es necesario dar respuesta.

A partir de aquí se plantea un reto para las compañías vinculadas al ocio y tiempo libre, que pasa por desarrollar productos y servicios vinculados a las nuevas necesidades del individuo.

Y si además se consigue trasladar esa experiencia a un sector de gran consumo, eso sí que sería una auténtica oportunidad de negocio.
Fuentes: Estudios RANDOM strategy sector Ocio y Tiempo Libre

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